Era un especialista en masajes y tenía su propia consulta. Hacía una vida tranquila, y estaba a punto de casarse con su estupenda novia, pero todo se vino abajo cuando un coche de policía, que supuestamente perseguía a unos delincuentes, perdió el control y lo partió por la mitad (de aquí el nombre de Bisagras). Después de una recuperación larga y angustiosa, en el mismo hospital donde estaban Arbar i Moi, se celebró el juicio del suceso. La policía quedó libre de responsabilidad y él quedó hundido en la más profunda miseria. Por supuesto su novia le dejó.